Para ser más productivo, ya sea en tu trabajo, en tus estudios o proyectos, tienes que saber qué es y cómo combatir la procrastinación. Aquí te lo diremos.
Dejar cosas para resolver en último momento es un hábito que los seres humanos repetimos con mucha frecuencia. A veces de manera consciente y en ocasiones en forma inadvertida. Es increíblemente común saber de personas que en algún momento de sus vidas han resultado afectadas –de una u otra forma- por esta razón.
Procrastinación y pereza
Pereza y procrastinación no tienen nada que ver entre sí, aunque eventualmente ambos términos pueden coincidir respecto de alguna tarea en concreto.
Cuando dejas de hacer algo importante para dedicarte a otro asunto que llama tu atención o requiere tu dedicación momentánea, no estás actuando con pereza. En este supuesto, lo que estás haciendo es alterando el orden de las prioridades en aquellas tareas que tienes pendientes.
Dejar de hacer las cosas cuando se deben hacer, afecta la eficiencia y la productividad en tu trabajo, en tus estudios o en cualquier proyecto en el que te interese obtener resultados satisfactorios. Los efectos negativos de la procrastinación pueden y deben evitarse. Para ello debes reconocer que existe este problema y enfocarte en su resolución.
El éxito y el fracaso son dos caras de una misma moneda. El camino que conduce a ellos, es lo que realmente hace la diferencia. Entonces, las preguntas que debes formularte es ¿qué es la procrastinación y cómo se evita? Este es el primer paso que debes dar para alcanzar todas tus metas u objetivos, a tiempo y sin excusas.
Saber cómo combatir la procrastinación pasa entonces por diferenciarla de una figura similar como es la pereza. En ambos casos, se trata de decisiones voluntarias y conscientes que pueden eventualmente generar resultados negativos. De allí la importancia de combatirlas.
La pereza o flojera es criticable porque implica una dejación extrema. Es inacción o lentitud injustificada. La procrastinación, en cambio, suele llevar implícita alguna forma de acción o trabajo, solo que con cambio de prioridades que intentan justificar el retraso. Como veremos, la procrastinación tiene que ver con una deficiente gestión del tiempo y con las motivaciones, entre otros factores.
¿Qué es la procrastinación?
El verbo procrastinare, en Latín, hace referencia a la acción de posponer algo para mañana. Y del griego antiguo, la palabra akrasia alude -a su vez- a la circunstancia de hacer algo en contra de nuestro propio y mejor criterio. De ambas expresiones etimológicas se deriva que la procrastinación tiene que ver con dejar para después lo que sabes que puedes y debes hacer ahora.
El tiempo, la motivación y la conciencia son factores claves para entender de qué se trata el término procrastinación. Se trata de una decisión consciente. El retrasar o posponer tareas pendientes se decide de manera voluntaria. Pero ello tiene un costo, del cual somos conscientes también y respecto del cual llegamos incluso a sentirnos culpables.
Estudios de Psicología han determinado que en realidad se trata de un acto irracional. Esto es porque se toma una decisión voluntaria y consciente a pesar del daño potencial que ello conlleva, y el cual, es reconocido por la persona. Aun así, las personas deciden tanto habitual como frecuentemente, dejar de lado, aplazar o posponer sus deberes, para luego asumir un costo emocional significativo.
El rendimiento laboral, las calificaciones en el colegio o los objetivos de tus proyectos más importantes, pueden verse así desmejorados por causa de estas omisiones. El valiosísimo recurso del tiempo se puede desperdiciar –incluso inadvertidamente- en actividades triviales.
Algunos distractores
La televisión, WhatsApp, Internet y otros factores o frivolidades, pueden interferir de algún modo con tu meta de lograr aquellos objetivos. Con los avances tecnológicos existen en la actualidad muchas distracciones. Cada día existen nuevos medios que buscan atraer a las personas. Esto sin duda, favorece la procrastinación.
No se trata de un estado invariable ni nada parecido. Pero con esta situación debes tener cuidado. Ella es muestra de una seria falta de capacidad para concentrarte en el logro de tus objetivos.
La procrastinación genera estrés
El estrés puede hacer de ti una presa fácil por causa de la procrastinación. Es la evidencia psico-emocional de que tus motivaciones en el corto o mediano plazo se apartan significativamente de lo que estás haciendo o debes hacer.
¿Cuál es la causa de la procrastinación?
En primer lugar debes conocer las causas de las procrastinación, o dicho de otra manera, las razones por las que te inclinas a posponer las tareas pendientes, o de priorizar unas en detrimento de otras. Importa conocer las razones por las que en lugar de trabajar en tareas productivas, te dedicas más bien a hacer cosas triviales, insustanciales o insignificantes. ¿Qué es lo que te motiva o desmotiva? Al darle respuesta a esta pregunta, encontrarás la primera clave.
La procrastinación en muchos casos es lo que realmente te separa de alcanzar tus más anhelados sueños. Varios estudios demuestran que las personas se arrepienten más de aquello que no han hecho, que de todo lo que sí han podido hacer. Por eso, la motivación para hacer algo y la voluntad de hacerlo, son elementos que te pueden dar luces al respecto.
Esa fuerza interna que te impide hacer lo que debes hacer en un tiempo determinado, es un resultado que combina motivación y voluntad individuales. Actúas posponiendo tu deber aun sabiendo que debes hacer lo contrario. Luego, frente a los resultados, puede que llegue también la frustración y el arrepentimiento. Esto tiene que ver con tu motivación.
La desmotivación o falta de una motivación adecuada se considera la principal causa de la procrastinación. Pero existen otras que también debes conocer y entender. Recuerda que reconocer y saber cómo combatir la procrastinación es fundamental para superarla.
Aporte de la psicología
La psicología conductual ha acuñado el término “inconsistencia del tiempo” que puede ayudar a explicar el fenómeno. Resulta que el cerebro humano tiende a valorar más los beneficios inmediatos de sus decisiones que los beneficios futuros de esas decisiones.
De esta manera, en el cerebro los objetivos quedan asociados al largo plazo mientras que la acción se asocia al presente. La tendencia natural, por tanto, es a actuar ahora en lugar de esperar por circunstancias, situaciones o resultados futuros. Después de todo, esto último es algo incierto. Nadie es dueño del futuro, no se puede controlar. El presente, en cambio, sí.
Ejemplos de procrastinar
Un ejemplo de objetivos, beneficios o resultados futuros versus gratificación instantánea lo encuentras cuando sabes que debes ahorrar para tu retiro. Sin embargo, actúas comprando compulsivamente ahora.
Disfrutar ahora de tus nuevos jeans o nuevos zapatos es más placentero que beneficiarte algún día de incentivos económicos. Esto probablemente sucederá en las próximas décadas por venir. ¿Por qué apurarse? Es algo que tiene que ver con el largo plazo.
O cuando en medio de una dieta decides degustar ese delicioso pastel que tanto te gusta. A una edad temprana, prefieres disfrutar el placer culinario de tu platillo favorito que preocuparte demasiado por una hipotética diabetes que pudiera surgir en el futuro.
En ambos casos es el cerebro el que opera como decisor frente al factor tiempo, en el marco de tus motivaciones y de tu voluntad para actuar. La acción en el presente es lo que más te motiva en este momento. En cambio, los objetivos o resultados futuros, quedan aplazados. Después se hará, después se verá qué hacer.
En la vida diaria se pueden encontrar incontables ejemplos de procrastinación. Poco importa si la persona es ordenada, organizada y laboriosa con sus asuntos. Es probable que en algún momento incurra en situaciones que le impidan lograr sus metas por causa del retraso en la ejecución de sus tareas.
Toma acción
Puedes hacer ahora un ejercicio imaginativo para identificar esas situaciones que pudieran estar afectando tus proyectos u objetivos. Quizás te sorprenda el resultado y decidas familiarizarte con las herramientas que te enseñen a cómo combatir la procrastinación.
Te ayudaremos en este ejercicio mencionando algunas de las otras causas conocidas y probables de la procrastinación. No en todos los casos se trata de desmotivación. Esto es para que lo tengas en cuenta a la hora de identificar las razones por las cuales pospones tus acciones, y con ellas alcanzar un objetivo determinado. Entre ellas se encuentran:
- Depresión conducente a la desesperanza, fatiga o inseguridad
- Desorden obsesivo-compulsivo, perfeccionismo, dudas, indecisión
- Distracción por estímulos externos o pensamientos internos, falta de concentración
- El olvido como falta de programación adecuada de tus actividades
- Ignorar el valor del tiempo
- Falta de auto-disciplina
Al final, es importante que tengas bastante claro que la procrastinación no se reduce solo a un problema de gestión adecuada de tu tiempo o de productividad per se. Es mucho más que eso. Tiene que ver esencialmente con tu voluntad y tus emociones. Ansiedad, dudas, inseguridad, frustración, resentimientos, miedos, etc. Y es en su regulación que debes trabajar con ahínco para superarla y no paralizarte.
¿Cómo dejar de procrastinar y ser más productivo?
Sea por desmotivación o cualquiera de las otras causas probables que te impiden cumplir con tus tareas o deberes, la continua postergación de acciones implica falta de autocontrol. Si no puedes auto-regular tus decisiones y actuaciones, puedes terminar enfrentando muchos problemas.
Lo mejor entonces es saber cómo combatir la procrastinación. Ya sea en el trabajo, en la escuela, en el deporte, en la música, en relación con tus proyectos u objetivos, etc. Ello te conducirá indudablemente a ser más productivo.
Técnicas que puedes poner en práctica
Una técnica ampliamente recomendada por la ciencia psicológica es la de perdonarte a ti mismo por haber procrastinado antes. El auto-perdón permite a la persona “pasar la página” de tareas incumplidas para enfocarse y dedicarse a cumplir con las que vienen. Es el primer paso en esta guía de cómo combatir la procrastinación.
Estudios demuestran que los estudiantes que se auto-perdonan por haber procrastinado antes, se superan en exámenes futuros al procrastinar menos para su preparación y estudios. Esto es aplicable al resto de las personas. Es auto-compasión y auto-ayuda.
Otra técnica importante es visualizar los posibles resultados futuros (premios, castigos, beneficios, costos, etc.) si se realizan las acciones, actividades o tareas correspondientes. Ello lo logras burlando las tentaciones que puedan distraer las acciones que necesitas implementar. Lo consigues igualando gustos presentes con resultados o compromisos futuros.
Por ejemplo, cuando escuchas podcasts con contenido de valor al tiempo de ejercitarte. Cuando escuchas tu música favorita al tiempo que haces el diseño que debes entregar. O como cuando visitas tu restaurante favorito pero para atender una cita con ese cliente importante. En estos casos, combinas tus gustos actuales con compromisos impostergables.
Igualmente, puedes adelantar el costo de procrastinar, o simplemente crear un sistema de premios o castigos por evitar o incurrir en ello. Digamos, donar para beneficencia cierta cantidad de dinero cada vez que procrastines tus deberes. O premiarte con algún gusto significativo cada vez que logres tus metas a tiempo (incentivo para la acción).
Puedes también comprometer tu acción con la de otras personas para que no tengas otra opción que cumplirlas. Acá la presión social, sin duda la puedes usar a tu favor.
Debes tener siempre presente que la motivación para actuar frecuentemente se impulsa cuando comienzas un trabajo, no necesariamente antes de iniciarlo.
¿Cómo evitar la procrastinación en el trabajo?
En el trabajo concretamente, tu ascenso, tu nivel de ingreso salarial, tu relacionamiento con los demás trabajadores, tu rendimiento como tal, pueden verse comprometidos por la procrastinación. Quizás no sea por ausencia de conocimientos, experiencia y capacidad para ejercer el cargo. En muchos casos, la causa pudiera estar asociada al desaconsejable hábito de procrastinar.
Si te sientes estancado en tu empleo y crees que tu situación actual no es coherente con tus capacidades, debes saber si te has convertido en un procrastinador. Caso en el cual debes tomar acciones.
Para ayudarte a ti mismo en esa tarea y saber cómo combatir la procrastinación, puedes implementar algunos de estos tips:
- Elabora una lista de tareas pendientes.
- Prioriza las tareas dividiéndolas en urgentes e importantes (mantén un equilibrio).
- Construye un esquema y horario de atención específico para cada tema o tarea.
- Asegúrate de contar con mecanismos de signos o alertas tempranas.
- Establece metas realistas y alcanzables. Trabaja en ellas consistentemente.
- Inserta las tareas más difíciles para el momento en que eres más eficiente.
- Establece fechas límites (adelantadas) para cada tarea pendiente.
- Apóyate en la tecnología (Apps) para automatizar recordatorios, metas, actividades.
- Elimina distracciones frecuentes.
- Toma nota y pon en práctica algunas ideas que libros como El club de las 5 am te recomiendan para aprovechar mejor tu tiempo.
Ahora que sabes qué es y cómo combatir la procrastinación, tienes la oportunidad de reinventarte emocionalmente y comenzar a ser más productivo en tus actividades. Así como decides procrastinar, decide ahora dejar de hacerlo. Pon en práctica algunas de estas técnicas e ideas, con un poco de disciplina verás cómo todo comienza a cambiar de forma positiva.