Si bien la esperanza de vida ha ido aumentando gracias al avance de la medicina, hay múltiples factores que pueden afectar la independencia de una persona. Es por esto que existen los seguros de dependencia.
Con el aumento de la esperanza de vida, las personas suelen mantenerse en plena actividad hasta avanzada edad. Sin embargo, sea por el propio envejecimiento, enfermedades u otra condición, cualquier persona puede quedar en condición de dependencia. Los seguros de dependencia pueden ser de gran utilidad para este tipo de escenarios.
Son muy pocas las personas que se preocupan por cómo serán sus últimos años de vida. Incluso por lo que puede suceder en caso de un accidente. Lo cierto es que, en algún punto, las personas naturalmente pierden su independencia.
El gran error está en creer que esto sucede únicamente con la edad. Los accidentes ocurren y todos debemos ser precavidos y cuidarnos las espaldas en términos económicos. Por este motivo, convienen mucho los seguros de dependencia.
¿Qué es la dependencia?
Se define como dependencia a la incapacidad de una persona de valerse por sí misma. Es decir, que requiere de otras personas para sus actividades básicas o esenciales.
Al momento en que una persona pierde su autonomía, también pierde toda posibilidad de recibir ingresos, ya que no puede trabajar.
En términos legales, se determina que una persona es dependiente al concurrir los siguientes factores:
-Limitación física, psíquica o intelectual parcial o total.
-Incapacidad de realización de tareas cotidianas de manera independiente.
-Requerimiento de otras personas para la realización de tareas o actividades básicas.
Un ejemplo claro es una persona en silla de ruedas. Si bien sus capacidades intelectuales pueden estar intactas, las personas con parálisis o algún otro problema de movilidad requieren de asistencia para vestirse, bañarse, bajar escaleras, etc.
Esto mismo puede ocurrir al momento en que una persona envejece o sufre algún problema que lo incapacite mentalmente para realizar tareas simples como la alimentación.
Resulta un tema sumamente delicado cuando un miembro de la familia queda en situación de dependencia. Especialmente cuando este pasa de generar aportes a requerir de gastos. En muchas ocasiones, las familias deben contratar a alguien para el cuidado de la persona que se ha visto afectada, por lo que el golpe económico es grande.
En principio, la parte económica no es de las que mayores preocupaciones genera a una familia. No obstante, con el paso del tiempo, los gastos que requiere una persona dependiente pueden llegar a ser sumamente altos. Es por este motivo que un seguro puede marcar una inmensa diferencia.
¿Qué es un seguro privado de dependencia?
A modo de cubrir con este tipo de situaciones, las aseguradoras ofrecen coberturas para las personas que resulten de una forma u otra, en condición de dependencia.
Al hablar de seguros de dependencia nos referimos a aportes que se realizan para contar con la cobertura económica al momento en que el beneficiario queda en condición de dependencia. Esto no es más que un seguro de vida que aplica para condiciones específicas de personas que pierden su autonomía por causas específicas.
Es por esto que las aseguradoras, antes de empezar a hacer los aportes a un asegurado que los solicita, requiere de diversos comprobantes para corroborar que el beneficiario realmente se encuentra incapacitado para trabajar.
¿Para qué sirve un seguro de dependencia?
Ya sabiendo qué es un seguro de dependencia, no es difícil deducir para qué funcionan. Son coberturas que protegen a las personas a la hora de quedar en situación de dependencia en caso de accidentes o enfermedades principalmente.
El beneficiario estará haciendo aportes periódicos a una aseguradora a modo de recibir un monto o ciertas cuotas en caso de que se cumplan las condiciones de dependencia que establece el contrato firmado.
Es importante resaltar que no todas las aseguradoras funcionan de la misma manera. Por ende, es importante leer detenidamente el contrato una vez se haya preseleccionado una aseguradora.
Con ciertas aseguradoras, la indemnización es efectiva únicamente si se cumplen ciertas condiciones. Algunas, por ejemplo, pueden funcionar únicamente como seguros de accidentes personales. Es decir, que no cubrirán la póliza en caso de alguna enfermedad que pueda dejar a la persona incapacitada para trabajar o realizar alguna actividad básica.
Llegado el caso en que una persona solicite el pago de su póliza, la aseguradora hará las evaluaciones correspondientes para confirmar si corresponde o no el pago en base a las condiciones firmadas en el contrato.
¿Qué cubre un seguro de dependencia?
En caso de que se cumplan las condiciones para que la aseguradora haga la cobertura, estas pueden funcionar de distinta manera. El contrato con la aseguradora debe dejar en claro qué clase de cobertura ofrecerá la póliza.
Es posible que la póliza, tal y como funcionan otra clase de seguros, haga aportes económicos mensuales a la persona que ha quedado en situación de dependencia. Sin embargo, existen seguros de dependencia mucho más completos.
En algunos casos, la aseguradora puede cubrir la estadía del beneficiario en centros médicos en caso de sufrir un accidente. La cobertura de una plaza en un centro médico puede ser ilimitada o atada a una cierta cantidad de días al año dependiendo del acuerdo al que se llegue con la aseguradora o el plan que estos ofrezcan.
También es posible que la aseguradora incluya personal de cuidado residencial. Este servicio puede ser de inmensa ayuda para aquellas familias que no pueden hacerse cargo a tiempo completo de la persona que ha quedado incapacitada para hacer sus tareas básicas.
Para el caso de personas que vivan solas y tengan ciertas capacidades físicas o psíquicas disminuidas, se les puede asignar un dispositivo que les permita comunicarse con los centros de asistencia en situaciones de emergencia.
Coberturas adicionales
Como complemento a las cuestiones básicas que pueden cubrir los seguros de dependencia, se pueden añadir algunos beneficios.
Entre los beneficios añadidos puede estar la cobertura internacional. Muchas personas que han sufrido accidentes o enfermedades requieren viajar para tratarse con especialistas en otros lugares del mundo. Para estos casos, la aseguradora puede hacerse cargo de algunos de los gastos por tiempo limitado.
Otras aseguradoras también pueden ofrecer cursos o capacitaciones a personas de la familia para el cuidado de la persona que ha quedado en situación de dependencia.
Exclusiones habituales de los seguros de dependencia
Tal y como lo mencionamos anteriormente, las pólizas se activan únicamente si se cumplen los requisitos establecidos en el contrato. Los cuales pueden ser más o menos estrictos dependiendo del acuerdo o de la aseguradora. Existen varios factores habituales que hacen que los beneficiarios queden excluidos.
Una de las situaciones que excluye casi cualquier aseguradora es la discapacidad a causa de enfermedades preexistentes. Los seguros son contratados como método de precaución, por lo que las aseguradoras no harán tratos con nadie a quien sepan que le tendrán que dar cobertura con un cierto porcentaje de seguridad.
Otro caso lamentablemente habitual es la discapacidad a causa de tentativa de suicidio. Una aseguradora no cubrirá a un cliente que ha quedado en situación de dependencia por daño auto infligido.
Las aseguradoras también se guardan el derecho de excluir a un cliente en caso de que este intente obtener la cobertura de forma engañosa o ilícita.
Aclaraciones importantes
Es importante tener en cuenta que los seguros de dependencia no son lo mismo que los seguros de discapacidad. Si bien ambos seguros hacen coberturas similares, estos cuentan con normativas y regulaciones distintas.
En el caso de los seguros con discapacidad, son dirigidos a personas que nacieron con algunas condiciones de discapacidad. Cabe destacar que aunque tengan estas condiciones, no deben ser 100% dependientes de otras personas.
Esta es una de las razones por las que, antes de firmar el contrato, las aseguradoras que ofrecen seguros de dependencia suelen pedir que se llenen formularios, hagan declaraciones juradas o incluso presenten pruebas médicas que avalen su independencia antes de la firma.
También es importante tener en cuenta que este tipo de seguros no suelen ser aprobados para personas de edad avanzada.
A modo de protegerse de las coberturas de dependencia por edad avanzada, la gran mayoría de las aseguradoras imponen una edad máxima para recibir los beneficios. La cual suele ser establecida entre los 70 y 75 años. De este modo, los seguros quedan casi totalmente destinados a la dependencia por accidentes y enfermedades.
De igual forma, las aseguradoras suelen imponer condiciones mucho más exigentes en base a la avanzada edad de la persona que busque suscribirse. Es por esto que lo más recomendable es aplicar para este tipo de seguros antes de los 40 años. Pasada esta edad, las condiciones ofrecidas no suelen ser las mejores.
Sé precavido
Como ocurre con otro tipo de seguros, los seguros de dependencia están pensados para que las personas se anticipen a cualquier problema por improbable que parezca.
La inmensa mayoría de las personas vive pensando que ciertas cosas no ocurrirán, cuando la realidad es que un accidente puede ocurrirle a cualquiera.
Lamentablemente, muchos de estos accidentes o enfermedades imprevistos afectan a las personas hasta el punto de dejarlas totalmente dependientes. Es por esto que este tipo de seguros toma vital importancia.
Una persona dependiente, más allá de lo afectivo, supone una carga económica importante. Un seguro de dependencia puede marcar la diferencia entre mantener la mejor calidad de vida posible para la persona afectada o dejarla en situación de precariedad. Además de ser un aporte económico importante para sus familiares.
Es por este motivo que la recomendación es tomar todas las precauciones necesarias e invertir en seguros que pueden ser de inmensa importancia, De esta manera se cubren casos de situaciones extremas o totalmente imprevistas.
Busca un buen seguro de dependencia y cuenta con la seguridad de estar respaldado en caso de que ocurra algún imprevisto.