La inmensa mayoría de personas y empresas dedican gran parte de su tiempo, energía y recursos intentando obtener grandes recompensas. Sin embargo, está más que claro que el esfuerzo no siempre lleva a la recompensa, y es de esto que trata el principio 80/20.
El desequilibrio entre el esfuerzo y la recompensa está presente en casi todos los ámbitos y en cualquier rincón del mundo. Es por este motivo que resulta crucial comprender el principio 80/20, de modo que usemos nuestros tiempos de trabajo de la manera más eficiente, y sacando la máxima recompensa posible.
Han sido muchas las personas que se han dado cuenta del desbalance que hay entre el esfuerzo y la recompensa, principalmente en el ámbito laboral. Es por esto que han surgido múltiples principios y estrategias para lograr la máxima eficiencia, y de este modo lograr ganar cada vez más haciendo menos.
El principio del 80/20 trata exactamente de esto, aunque va mucho más allá. Los orígenes de este principio se remontan a finales del siglo XIX. Fue el ingeniero, sociólogo, economista y filósofo italiano, Vilfredo Federico Pareto quien se dio cuenta que el 80% de la riqueza de Italia estaba en manos del 20% de su población.
A partir de ese momento, empezó a tomar forma el principio del 80/20, también conocido al día de hoy como principio de Pareto, en honor a su ideólogo original. La idea principal es la inexistencia del equilibrio entre causa y efecto.
Si bien este principio ha sido usado durante más de un siglo principalmente para el plano empresarial, lo cierto es que es aplicable a casi cualquier ámbito.
¿Qué es la Ley de Pareto o principio 80/20 y para qué sirve?
La primera vez que se habló del principio del 80/20 fue en el año 1896, cuando Vilfredo Federico Pareto publicó su obra, “Cours d’économie politique”. Esta fue publicada luego de que finalizara su estudio sobre la distribución de las riquezas en Italia.
Este estudio le llevó a concluir que el 80% de las consecuencias son debidas a solo un 20% de las acciones. Si bien una infinidad de factores pueden contribuir a alguna causa, son la minoría los que tendrán una incidencia en el resultado final.
Gracias al trabajo de Pareto, se ha dado pie a múltiples secuelas de dicha idea, partiendo desde el diagrama de Pareto hasta actualizaciones del principio en el siglo XXI.
Ahora, sabiendo esta disparidad que existe entre consecuencias y causas, especialmente si se aplica a lo laboral y lo económico, surge una gran pregunta: ¿quiénes están en ese 20% y cómo lo lograron?
Tomando en cuenta uno de los primeros ejemplos de la ley de Pareto, un 20% de la población de Italia para 1896 poseía el 80% de las riquezas. La cuestión es que muchos de los que se encontraban en el 80% de desprivilegiados, quizá hayan tenido mérito suficiente para formar parte del otro 20% de ricos.
Es a partir de esto que surgen las teorías de productividad basadas en el principio 80/20. Distintos autores han publicado sus ideas de cómo maximizar las recompensas incluso disminuyendo los esfuerzos, de modo que se dé el salto del 80% al otro 20%. O, cuando menos, reducir las brechas entre esfuerzo y recompensa.
Es importante resaltar que Pareto determinó la proporción 80/20 como una simple aproximación. La desigualdad puede ser de un 70/30 o incluso de un 99.9/0.1. El foco principal es la disparidad entre las causas y las acciones.
Ejemplos de la Ley de Pareto y el principio 80/20
El principio de Pareto puede ser llevado a casi cualquier plano. Desde el día a día de una persona hasta las complicadas actividades de una gran empresa. Es por esto que existe una infinidad de ejemplos de cómo se puede presentar dicha idea.
- Durante nuestros tiempos libres, solo invertimos un 20% de tiempo en cosas que realmente nos entretienen o nos apasionan. El otro 80% del tiempo es simplemente un desperdicio.
- En nuestros chats con casi cualquier persona, solo el 20% de los mensajes contienen información útil para las personas que participan en la conversación. El otro 80% de los mensajes contienen información totalmente inútil.
- Usamos de forma recurrente cerca del 20% de las aplicaciones instaladas en nuestro teléfono móvil, al igual que los programas instalados en nuestro ordenador, mientras que el otro 80% se usan de forma muy esporádica.
- El 80% de las veces en las que revisamos nuestro teléfono móvil o correo electrónico, no tenemos nada importante para responder o atender.
- Los noticieros o programas informativos de radio o televisión usan el 20% de su tiempo al aire para dar información importante. El otro 80% es usado para generar polémicas, controversias o morbos en función de qué consume su audiencia.
- En una jornada de estudio, solo el 20% del tiempo invertido es realmente productivo, mientras que el otro 80% la persona solo trata de entender o memorizar de forma ineficiente.
- Cerca del 80% de las fotografías que guardamos en el carrete de nuestro teléfono móvil cumplen la única función de ocupar espacio en la memoria, mientras que el otro 20% de las imágenes son realmente apreciadas.
Richard Koch y sus teorías sobre el principio 80/20
Richard Koch es uno de los tantos autores que se han basado en el principio 80/20 para desarrollar sus propias ideas.
El británico publicó su libro “El Principio del 80/20” en el año 1999, además de otras obras como “La revolución 80/20”, “Viviendo al estilo 80/20”, “El gerente 80/20” y “El principio 80/20 y otras 92 leyes poderosas de la naturaleza: la ciencia del éxito”.
Koch nació en el año 1950 en la ciudad de Londres, Inglaterra. Hizo sus estudios superiores en la Universidad de Oxford, teniendo también un MBA de la Wharton School de la Universidad de Pennsylvania.
Entre sus trabajos más destacados estuvieron sus consultorías con The Boston Consulting Group, además de haber sido socio de Bain & Company. Posteriormente, fue uno de los fundadores de la empresa de consultoría estratégica, LEK Consulting.
Además de su impresionante labor con consultorías de gestión empresarial y en las inversiones de capital de riesgo, publicó sus libros de gestión, marketing y estilo de vida.
¿Cómo ser más productivo con el principio de Pareto?
Ha quedado claro cómo la minoría de las acciones son responsables de la inmensa mayoría de los resultados. Sin embargo, lo importante no es solo comprenderlo sino también saber qué se puede hacer para ser de ese pequeño porcentaje de eficiencia absoluta. De nada sirve comprender qué es la regla del 80/20, y es justo de esto de lo que trata el libro el principio 80/20 de Richard Koch.
El libro de Koch da algunas directrices sobre cómo ser más productivo con el principio de Pareto, de modo que se logre la máxima eficiencia que lleve a un negocio a ser parte de ese 20% de éxito en un inmenso mercado competitivo.
Optimización
La gran clave para poder ser efectivos en un negocio según el autor británico, es saber detectar cuáles son los productos que realmente están generando las ganancias de una empresa. Ya que, como regla general, serán unos pocos los que generen la mayor parte de los ingresos de la misma, sin importar cuántos productos ofrezcan.
Para lograr esto, es necesario hacer una calificación producto por producto de ventas y ganancias. De este modo, podrás separar a los productos que forman parte de ese 20% que buscas, dando con la fuente del 80% de los ingresos. Vale recordar que estos son porcentajes estimados, por lo que puede haber variaciones.
En el libro, Koch hizo un estudio en una empresa de electrónica. En este estudio, el autor se encontró con que los 3 principales productos representaban el 19.9% de las ventas. A unque solo representaban el 52,6% de las ganancias totales de la empresa.
Fue en ese momento que el británico aconsejó a dicha empresa centrar su atención en esos tres productos. Por supuesto, debido a que estos eran el eje principal de las ganancias de la empresa.
Potenciando ese 19.9% de los productos, fue posible aumentar de forma significativa las ganancias de dicha compañía.
Es por esto que Richard Koch insiste en la identificación de la principal fuente de ventas en cada empresa. Al sectorizar a la mayor parte de la clientela en muy pocos productos, se pueden desarrollar estrategias más efectivas para potenciar las ventas.
Para esto también se recomendó en este ejemplo dejar en un segundo plano ese otro 80.1% de los productos, ya que estos generan menos del 20% de las ganancias totales. Esta es una excelente forma de reducir recursos y esfuerzos a cambio de un beneficio realmente mayor.
Gran ahorro en costos operativos
En este tipo de situaciones, la gerencia de la empresa juega un rol fundamental. Ya que tomar este tipo de decisiones no es tan sencillo como parece. Muchas grandes empresas centran su atención en una inmensa gama de productos. Hacer una reducción de su foco y de su presupuesto a solo unos pocos puede llegar a ser bastante complejo.
Por lo general, se tiende a pensar que con un abanico de productos muy amplio, las ganancias serán mayores. Sin embargo, se suele dejar de lado que un amplio catálogo de productos también implica altos gastos.
Mantener este amplio abanico de productos con igualdad de prioridades implica aumentos en gastos logísticos. Así como un mayor trabajo administrativo y aumento en gastos para capacitaciones de los vendedores.
Por el contrario, reduciendo las prioridades de la empresa se pueden llegar a ahorrar grandes sumas de dinero. De esta manera se potencia a su vez las principales fuentes de ingreso de la misma.
Entre la larga lista de autores y especialistas que han hecho actualizaciones sobre el principio 80/20, no solo Richard Koch ha llegado a esta conclusión.
El autor de “Developing the Leader Within You 2.0”, John Maxwell plantea que el 80% de los esfuerzos de las empresas deben estar enfocados en ese 20% de productos más efectivos. Igual sucede con Tim Ferris, la mente detrás de “La semana laboral de 4 horas”.
Regla 80/20 en la vida diaria
Lo complejo de una idea tan simple como el principio de Pareto es que puede ser aplicado a casi todo. Lo cual incluye el día a día en la vida de cualquier persona. Imagina poder alcanzar el 80% de los resultados que esperas únicamente con el 20% de tu esfuerzo. Todo esto es posible según el principio del 80-20.
Para esto, al igual que ocurre en los negocios, es primordial identificar cuáles son los procesos o los tiempos en los que generas la mayor parte de los resultados. De este modo, podrás limitar al máximo las pérdidas de tiempo y ser mucho más efectivo.
La gran clave está en saber qué factores nos hacen productivos o en qué momentos somos más eficientes. Una vez identificado, debemos poner el 80% de nuestro esfuerzo en ese espacio o en ese momento para sacar un mayor beneficio de nuestro pico alto de actividad.
Logrando los objetivos planteados en un plazo menor de tiempo, también lograremos aumentar en gran medida nuestros tiempos libres, por lo que todo es beneficio según los defensores del principio del 80/20.
Sé eficiente
Sobre el principio del 80-20, es importante entender qué tanto impacto puede llegar a tener este en nuestras vidas.
Si bien parece un método más para reducir las pérdidas de tiempo, lo cierto es que la aplicabilidad de esta idea en casi cualquier ámbito puede marcar una diferencia realmente grande.
Son muchos los consejeros empresariales que aplican este principio en compañías para multiplicar las ganancias. Mientras se reducen los tiempos de trabajo, en muchos casos los resultados son impresionantes.
Comprendiendo correctamente el principio del 80/20, se pueden desarrollar las estrategias necesarias para poder, como mínimo, reducir esa inmensa brecha entre el esfuerzo y la recompensa. Mientras haya menor esfuerzo y mayor recompensa, la persona o la empresa estará siendo realmente efectiva, y los beneficios pueden llegar a ser enormes.
Además de Richard Koch, hay muchos otros autores que han dado su interpretación o adaptación del principio de Pareto en distintos libros.